Casi todo en esta película me inspira estancamiento. Para empezar, la mayoría de las cuestiones que se ponen sobre la mesa me suenan viejas, a otro tiempo o al menos a otro lugar. Quizá esto último sea la clave. El puritanismo rancio y desfasado que se respira en el barrio quizá será la orden del día en las pequeñas ciudades de Estados Unidos pero pienso que aquí supone una mirada al pasado.
Tratar la cuestión del hombre ama de casa es otra ejemplo que está completamente fuera de nuestro tiempo. Ahora ya no es ese el problema, ahora no hay ni amas ni amos de casa. Nuevamente volvemos a una problemática de por lo menos quince años atrás. Es difícil interesarse por estos temas hoy. Una cosa es tratar temas de actualidad que con el tiempo caducarán y otra tratarlos ya caducados.
La historia de los amantes está nuevamente estancada. ¿Por qué no se pronuncia la palabra divorcio? A qué viene esa mentalidad de buscar una liberación a partir de la infidelidad. Sra. Winslet, ¿no sabe usted que puede divorciarse de ese marido que tanto le hastía? Esto hace que la escena de Madame Bovary quede una vez más desfasada, impropia de la mentalidad de una mujer de hoy, especialmente de una mujer con estudios que puede valerse por sí misma. A día de hoy es la historia de dos cobardes, y si como tal se hubiera narrado podría ser interesante.
Y para el final la desesperante gran torpeza: la voz en off. Es verdaderanebte exasperante. El colmo lo encuentro en la escena en la que el personaje de Jennifer Connelly descubre la infidelidad. Una vez hechos los gestos visuales necesarios la voz en off tiene la desfachatez de explicarnos lo que acabamos de ver. Aplasta cada posible sutileza visual, cualquier intento de ingenio, décadas de logros en el séptimo arte, explicando con textos extraídos directamente de la novela, lo que va sucediendo. En los años 30 me podría molestar, hoy me parece completamente inadmisible. Si al menos tuviera algún formato elegante y no fuera una explicación exhaustiva de lo que vamos viendo, se podría salvar. Deastroso, por esto y por lo desfasado de su mensaje se diría que va dirigido al ama de casa de la América profunda.
¿Cosas buenas? Las hay, claro que las hay. Casi todo lo que acompaña al personaje del pervertido y al expolicía, con ese maravilloso colofón de la amputación que de alguna manera salva la película que se estaba perdiendo de nuevo en la estancada manera trágica de terminar este tipo de films. Más cosas buenas: los intérpretes, y en particular ese par de grandes actrices, aunque el protagonista masculino no está nada mal tampoco. Kate Winslet haciendo el mismo papel que hace en todas sus películas, claro.
Se hace entretenida aunque le sobra fácil más de media hora. Tiene sus momentos buenos.