Edward R. Murrow tenía cojones, sí señor. Y como símbolo de la televisión que al señor Clooney le gustaría ver, nos cuenta un pasaje de la vida, estrictamente profesional, del periodista. "Este periodista", como él acostumbraba a nombrarse en sus presentaciones y discursos.
Clooney sólo ha querido contar ese fragmento exacto que abarca desde que Reportajes de la CBS (con Murrow al frente) decide poner al senador McCarthy en su punto de mira hasta que, conseguido un cierto (y relativo) éxito, el equipo se desmembrana; triquiñuelas del poder. Y Clooney, consciente de que presenta, retrata e incluso (por qué no decirlo) homenajea a un nombre y un episodio reales, quiere meternos dentro con su cámara y hacernos sentir que sí, que todo eso es verídico, y que (por qué no) esto que ves es casi documental.
Y lo hace con ese impagable blanco y negro, con esa cámara móvil, nerviosa, con ese objetivo impreciso, ahora en foco, ahora no, con ese granulado, con ese montaje. Con esa música tan de la época, el bajo, la trompeta, la voz negra, buenas noches, buena suerte.
Y la coherencia de Clooney va mucho más allá, acertadamente: Salvo en el caso de los personajes de Patricia Clarkson y Robert Downey Jr, Clooney nunca nos muestra sus vidas personales, su vida fuera del trabajo, sus casas, sus familias. Y en el caso de ellos dos, lo hace porque es estrictamente necesario, porque la relación con el entorno profesional y las consecuencias que acarrea son ineludibles para el guión y la película.
Lo dice el senador McCarthy en uno de los múltiples videos a los que la película nos permite tener acceso: "Ni el señor Murrow ni yo somos interesantes, como individuos". No, el interés no radica en ellos como individuos, sino en sus responsabilidad públicas y profesionales, en lo que McCarthy define como garantía de las libertades del pueblo americano... No nos interesa si Murrow sigue fumando y bebiendo para matar el nervio en su casa, a la noche, después de cenar, antes de acostarse. Pero sí me interesa como mata el nervio (o más bien lo intenta) antes de mirar a cámara y saludar a su audiencia, saludarnos a todos. Y me interesa, más que todo, lo que tenga que decir.
Creo que es otro acierto enorme el de trabajar con vídeos reales de la época. Clooney recrea todo lo que tiene lugar dentro de la CBS; fuera, todo es verídico. Vídeos, declaraciones... absolutamente todo. Ni un puntito, ni una gota, ni una mala nota desafina en el conjunto.
Tan sólo ese cierre, ese epílogo que no aporta más que un discurso evidente con el que Murrow explicita el mensaje global de la película; completamente innecesario. (Quizás no en América, pero aquí los chistes los pillamos sin explicación posterior.) Aún así, me niego a apagarle la quinta estrella por ese "fallito final".
Si Clooney sigue por ahí, podrá contar con mi aplauso.