Ocurre con muchos directores actuales
que son grandes cinéfilos: beben más del propio arte (del cine, la
literatura...) que de la vida, y escriben unos personajes que no
terminan de sostenerse del todo, que huelen más a celuloide que a carne y hueso. Este parece ser el caso de James
Gray, un ratón de sala de cine.
Michelle (Gwyneth Paltrow) es un
retrato ingenuo difícil de tragar, lo que hace bastante imposible
identificarse con el deseo del protagonista. Sandra (Vinessa Shaw)
es un torpe intento de representar la rutina y la desgana, con una
poco sutil intervención familiar y con unos guantes como primer
regalo de pareja. Él, Joaquin Phoenix (que no se ha despedido
del cine con su mejor actuación precisamente), comienza con otro
gesto "sutil" para mostrar su desgraciada vida, el intento de
suicidio, y después actúa de forma incoherente, al servicio del
guionista, amparado por su condición de bipolar, cuestión, por cierto, que pronto se
diluye y desaparece.
Quizá el mayor problema sea que la
mayoría de los temas que desarrolla la película los hemos visto ya
antes y mucho mejor tratados. La enfermedad mental como símbolo del
debate interno entre el deseo y la conveniencia lo trataba mil veces mejor
Julio Medem en Tierra. El ahogo por la rutina de
un trabajo gris y el anhelo de nuevas metas ha servido como material
para innumerables películas, sin ir más lejos, la relativamente
reciente Revolutionary Road, que una vez más, era
infinitamente más afinada que esta.
A nivel visual, sí que consigue el
director crear una ambiente nuevo, con una estética oscura y un
posicionamiento muy dramático de la cámara, para una historia que
parece pedir otro tipo de realización. Lo cierto es que consigue un
contraste que hace que la película sea distinta y en ese sentido,
disfrutable. El problema, sin duda, se encuentra en el guión.
Decía el director que había querido
convertir un guión estúpido de comedia romántica en una historia
increíblemente sombría. Quizá ha conseguido bien ese toque
sombrío, pero me temo que han quedado demasiados elementos de ese
guión estúpido de comedia romántica, especialmente los personajes
de cartón piedra y la simplista visión que se da de ellos y de sus
actos.