Crítica de la película Renaissance por Keichi

Francia, origen de muchas cosas, es sin duda el único país Europeo donde puede decirse que existe una cultura de la animación y el comic. Que varias de las convenciones más importantes del campo se celebren en tierras galas -Angouleme, Annecy- no deja de ser otra prueba más de que los franceses equiparan la Bande Desineé y la animación a otras expresiones artísticas como el cine o la literatura. Basta pasarse por una tienda de comics francesa para comprobarlo.

Rodada con la técnica de la Motion Capture, la obra de Christian Volckman consigue crear un universo estético francamente encomiable en el que ambientar una historia futurista. El uso del blanco y negro y su relación con el comic nos remite necesariamente a Sin City, pero más allá del film de Robert Rodríguez, Renaissance pretende construirse como un universo autónomo con ínfulas de películas real. Desgraciadamente, no son pocos los creadores que piensan que una apariencia estética notable justifica un argumento incoherente y mal llevado -que se lo digan a Richard Linklater- y es que en el cine de animación actual parece que prime el “como se cuenta” sobre el no menos importante “qué se cuenta”. No se trata de un defecto solo achacable a la animación occidental. Más que presente está en nuestras mentes la decepción de una película como la Coreana Wonderfull Days.

Así, frente a producciones mucho más modestas como Les enfants de la pluie, Renaissance se presenta como un film impactante visualmente pero que probablemente peque de pretencioso, confundiendo al espectador con un argumento que no sabe desarrollar.