Con tanto cine independiente, que si postpostmodernista, que si quique tembleque, que si independiente americano, uno pierde un poco la noción de lo que verdaderamente es una película festivalera. “El rey” me ha devuelto a la fuente. Esa imagen algo estropeada, esa América profunda, esos personajes extraños, ese gusto por lo diferente.
Ya desde el primer plano de los marines queda claro. Esto ni es bueno ni es malo, pero la verdad es que de vez en cuando me gusta sentir un poco de festival en la retina, a la espera del Zinemaldia.
Gael García Bernal está muy correcto (que es poco para él) en su papel de marine grillao de aspecto simpático. William Hurt está impecable en el típico papel jugosísimo por el que los actores rebajan caché, un predicador con pasado turbio. Que los actores estén bien y que los personajes sean interesantes hacen el 80% del trabajo.
Lo mejor de la película lo sitúo en el guión, lo peor también. Por un lado el guionistas es muy atrevido y eso me encanta. Cuenta en dos minutos la salida del protagonista del ejército y mientras suena una música dinámica vemos toda una serie de situaciones a su salida en poco tiempo que nos ahorran ver lo mismo de siempre. Rápido al tema principal. Y lo lleva a su manera, en lugar de tirar por lo que hubiera hecho casi todo el mundo (encuentros y conversaciones con el padre), se va por una historia de amor con la que en realidad es su hermana. Aunque lo mejor viene en el giro cuando mata a su hermano. Rompe su historia y la transforma. Y el final es impecable. Artificioso si se quiere, pero me encanta.
Lo malo, como digo también en el guión. Algunos momentos muertos que hacen de esta una película bastante lenta para su escasa duración. Nuevamente otro rasgo muy festivalero. Esto, unido a lo artificioso de algunas situaciones hacen que la película pierda mucho. Una pena, porque atesora grandes momentos y detalles. Muy de festival.