Ésta película tiene el mismo nivel intelectual que las excusas que pone un niño cuando le dices que algo está mal, no entiende por qué, pero se disculpa para que no le castigues.
Así, resulta que ha estado fatal llevar soldados americanos a la guerra de Irak porque tienen que cometer atrocidades como atropellar niños (mira que era fácil esquivarlo), lo cuál les hace volverse locos hasta el punto de convertirse en sicópatas capaces de relatar sin inmutarse cómo matan a sus compañeros...
La película huye inteligentemente de todo posicionamiento político. No sabemos, ni nos importa, si la guerra estaba justificada o no, o si era por el petróleo o por la democracia. Lo importante es el drama humano. Además, busca darle al espectador americano donde más le duele: no se centra en el dolor de los iraquíes invadidos, sino en cómo afecta la guerra a sus propios soldados. ¡Todo eso está muy bien!
Entonces, ¿cómo se puede hacer un análisis tan vulgar, zafio y reduccionista de lo que sufre un soldado en una guerra? ¿Cómo explica ésta tesis fenómenos como el de las torturas de Abu Ghraib? ¿Qué papel juega la sensación de peligro constante en las tropas y la acertada estrategia insurgente de atacar de forma suicida e indiscriminada las instalaciones militares? ¿Qué nivel cultural y de inteligencia tiene el soldado medio americano? ¿Cómo influye esto en su capacidad de asimilar acontecimientos? ¿De qué razas son y por qué? ¿De qué depende que decaiga la moral de una tropa y la suma en la barbarie?
La tesis atropella-niños impide que puntúe con más de una estrella a ésta película. Lo cuál no me impide volver a recalcar, como ya han hecho mis compañeros, la espléndida actuación de Tommy Lee Jones y la estupenda dirección que firma Haggis.