Creo que es todo un honor para el festival de San Sebastián contar con la última película de David Cronenberg, ese retorcido icono del cine intelectual de serie B, para la inauguración de su sección oficial. Cronenberg es el responsable de películas como Videodrome, La mosca o Crash (1996).
Quizá, lo que más llame la atención de esta película sea su cierto parecido, a priori, con el anterior trabajo del director, Una historia de violencia, que participó hace dos años en el festival de Cannes.
La primera similitud la encontramos, naturalmente, en su protagonista, Viggo Mortensen. Es posible que, lo quiera o no, este actor quede marcado para siempre como Aragorn de El señor de los anillos, pero, aunque continuó por la misma línea de aventuras en Océanos de fuego, ya con Alatriste se movió a un campo más complejo, y, definitivamente quiso ser un actor más serio de la mano de Cronenberg. Quedó visiblemente satisfecho y ahora lo demuestra volviendo a trabajar con él.
El contexto del argumento, con mafias de por medio, y una clara intención de mover la trama en el ámbito de las relaciones personales, hacen que este proyecto me lleve a pensar en el anterior. Bien, no es problema, siempre que después discurran por diferentes derroteros. Este director ha estado atascado en ciertos géneros y ha sido para bien, si ahora le toca explorar este tipo de mundo, por mí será bien recibido.
Además de Mortensen cuenta con la bella y gran actriz Naomi Watts. Una actriz que lo mismo se embarca en la épica de King Kong para ser cortejada por esa mole, que deja ver su cara más dramática en la independiente 21 gramos o apuesta por el cine más modernito como en Extrañas coincidencias. Una actriz que no para, que ya ha trabajado con Lynch y con Haneke. Sin duda vale la pena.
También tenemos a ese actor de presencia inquietante que le va como un guante a una película de Cronenberg: el francés Vincent Cassel. En el cine americano ya lo conocen bien de Ocean’s Twelve y Ocean’s 13. En Francia lo hemos visto, por ejemplo, en Agentes secretos.
Por último, comentar la presencia del veterano actor prusiano armin Mueller-Stahl, a quien hemos visto en películas como Shine (el padre), Nivel 13 o Expediente X (la película).
Confío en ver otra película serena de la nueva era de Cronenberg, a la que no le faltarán ciertos momentos de atrevimiento, y situaciones retorcidas pero que será mucho más comedida que las películas de antes. Buenos planos y buenas interpretaciones, pero sobre todo, una película muy entretenida que además contará con una reflexión de fondo sin necesidad de un mensaje machacón.
No me la pierdo.