Me ha sorprendido, a mi gratamente, aunque deduzco que a algunos les sorprenderá de otra manera, de diferente manera, de peor manera, el modo en que Soderbergh ha abandonado, ha pasado completamente de los golpes, los robos, la trama en sí, de estos Ocean's Eleven 2ª parte, para centrarse ÚNICAMENTE en lo cool, chic, guapos y enrollados que son sus protagonistas, sus puyas, sus diálogos chispeantes y chisposos, las situaciones extravagantes, de tela cara y sonrisa tras el cristal de la copa de Martini.
Así las cosas, es importante identificarse con ellos, sentir (poco), sonreír (bastante), reír (mucho) con ellos, una connivencia que es vital para que la peli funcione, para que todo conecte.
Por lo demás, un par de ases más en la baraja, algún momento espectacular, mucha química, cachondeo y colegueo, una intro FABULOSA, una música en doble vertiente (por un lado el mismo estilo rítmico de OCEAN'S ELEVEN y por otro lado esos temas de película italiana de los 60) y una escena con una jeta impresionante, una frescura que se agradece, que arranca el descojono general y que demuestra el espíritu golfo con el que está hecha la peli. Sí, es la escena en que aparecen literalmente Julia Roberts y Bruce Willis. (Y no solo por la idea en sí, que se ve venir desde que Matt Damon empieza con lo de "¿no creéis que se parece?"... -aunque todo eso lleva a que pienses que van a soltar la coña; pero solo eso, la coña, no que lo van a aprovechar para construir una escena entera... ¡los putos amos!-, sino porque las coñas continúan: Matt Damon diciéndole a Bruce Willis que él había adivinado el final de 'El sexto sentido' mucho antes de que llegara, etcétera...)
Total, que como dije en la precrítica, a ver si siguen todos endeudados y se tienen que embarcar en un Ocean's Thriteen. Y a ver quién podría ser el próximo naipe para el póster.