Ahora todo lo que quiere ser moderno es
no-ficción. Tuvimos una buena dosis en el Zinemaldi y ahora, en la semana de terror, tenemos un par de ejemplos. Este
será uno de ellos. Ante todo, el tema es de sobra conocido y el
título lo deja claro ya: exorcismos. Una jovencita con muy mala cara
que puede ponerse a andar raro o a vomitar vete a saber que. La
fórmula está más que agotada, con algún que otro título
aceptable últimamente, pero sin llegar a nada. Resulta siempre
divertido.
Así que en esta ocasión se ha buscado
utilizar las nuevas formas, de pseudodocumental, o quizá podemos decir que nos encontramos más cerca del reality
televisivo. El truco ya lo conocemos: la estética televisiva nos es
ya tan familiar que estamos acostumbrados a asociar esta textura a la
narración real, eso consigue una mayor sensación de terror.
Definitivamente nada nuevo: no sólo
tenemos el ejemplo similar de REC, sino que además, en la
secuela ya se flirteaba con las posesiones infernales.
Creo que es necesario un paso más
allá, una utilización más sutil de las formas sin necesidad de
justificarlo en el guión. Veremos como avanza esta tendencia, pero
en todo caso, aquí no creo que veamos nada nuevo. Si funciona
medianamente bien, algo es algo. Al fin y al cabo, la mitad del
género de terror sigue en los setenta, no vamos a meternos con una
película que lleva sólo unos años de retraso.