Cine checo en nuestras pantallas. Ni suele ser usual ni terminará de ser cierto; imagino que Madrid y Barcelona disfrutarán de esta realidad pero no así el resto de las salas de proyección nacionales. Sea como fuere, intentemos presentar un poquito al menos este título que nos llega.
Jan Sverák es su director. Sus trabajos no se han podido ver por aquí con excepción de Un mundo azul oscuro (2001), que llegó a estrenarse en España pero que seguramente casi nadie habrá visto. Pero ojo, es un realizador con varios premios a sus espaldas: Tokyo, Fantasporto o incluso Venecia han reconocido sus trabajos. En el Lido recibió la Mención Honorífica por su filme Kolja (1996).
En este tiempo Sverák sigue afianzando su imagen sólida de autor en su país natal, para ser menos conocida de puertas afuera, al menos en fronteras lejanas como las nuestras.
Ahora ofrece una fábula que intuyo vendrá muy cargada de ingenuo (en el mejor sentido de la palabra) romanticismo, con los convulsos cambios sufridos en tierras checas en las últimas décadas como escenario de fondo.
Una pieza interesante en la cartelera, que será difícil de encontrar, pero que cobra gran valor en estos meses de cine poco interesante.