A sus casi setenta años, Arturo
Ripstein no tiene intención de dejar de experimentar. Y es que
su última película, en blanco y negro, es una revisión de los
últimos capítulos del clásico de la literatura, Madame Bovary,
ambientado en la actualidad. Ripstein, para quien no lo conozca, es
un importante director mejicano que ha realizado películas como
Profundo Carmesí o
El coronel no tiene quién le escriba. Siempre de la mano de
su mujer, la guionista Paz Alicia Garciadiego.
Tendremos ocasión de ver este último
trabajo en la sección oficial del festival de San Sebastián,
aportando así uno de los grandes nombres al evento. Aunque no es, ni
mucho menos la primera vez que participa Ripstein en el festival
donostiarra, donde ya ganó la concha de oro dos veces con Principio
y fin y La perdición de los hombres. Lo intentará con la
tercera.
Esta no será una película para todos
los públicos. Está claro que la intención del director va más
allá del entretenimiento. Es una película para alguien dispuesto a
buscar un poco más, detrás, y mejor si lleva de casa leída la
novela, para captar los paralelismos. Habrá dolor, introspección,
crítica social, y un blanco y negro crudísimo.