Crítica de la película Gainsbourg por Hypnos

Joan Sfar se aleja de las estructuras más básicas del biopic, se escuda en su intención de no relatar los hechos, e incluso pide perdón antes de los créditos finales y, por el camino, se olvida de la función más básica de un biopic: contestar preguntas.

La gran pregunta que uno tiene cuando se acerca a la figura de Gainsbourg es por qué un niño que pide ponerse la estrella de David de manera voluntaria en la Francia ocupada termina convirtiéndose en el gran seductor de Francia. No es la figura de Gainsbourg apta para hablar sobre el talento, no radica ahí su interés, sino en su relación, precisamente, con Francia, y eso en la película apenas se ve porque la película es un continuo pasar de personas y personajes, pero no vemos Francia por ningún sitio. Una oportunidad desperdiciada.

Todo el intento de Sfar de darle ese toque artístico a la película y de intentar ahondar en sus fobias y en su personalidad a través de ese grotesco alter ego queda en un esfuerzo en ocasiones ridículo y en otras anodino, tan anodino como las escenas con Laetitia Casta, que no logran ser más que correctas. En el intento por sacar la esencia de Gainsbourg, la película no pasa de tener un resultado estético corriente. Un fracaso a nivel artístico que se resiente en un metraje que lleva a uno a aburrirse por momentos.

Los intérpretes, sin duda, lo mejor del film, logrando salvar algunos muebles. Pobre.