Steven Soderbergh es un director muy prolífico que no para de rodar, pero que sus películas son a veces tan fáciles o difíciles de ver como de olvidar. Ha llegado antes a las carteleras españolas El soplón que este último experimento que le hizo ser noticia en internet, básicamente porque la película está protagonizada por una actriz porno.
La actriz porno protagonista es Sasha Grey, una de las últimas sensaciones del mundo del porno. Uno puede tener una idea un tanto limitada sobre que el cine porno es algo estancado y que se hace el mismo cine porno desde hace treinta años, lo cual es tener una idea muy equivocada. El cine porno ha cambiado mucho en los últimos años, y entender este cambio hace comprender el sentido propio de la película y de la propuesta de este ecléctico director.
Sasha Grey pertenece a una nueva ola de actrices porno que han traído un porno basado en cuerpos femeninos más normales, menos operados, más naturales, alejados de los patrnes neumáticos de otras divas del cine x como Jena Jameson. Sin embargo, Sasha Grey es también conocida por ser una de las reinas del hardcore o cine porno más duro en el que se pretende encontrar una mezcla entre la perversión y el realismo más salvajes. En el porno actual es normal que haya entrevistas con la actriz como previos a las escenas, buscando una naturalidad y un realismo mayor.
Ésta es la esencia que parece buscar Soderbergh, seguir a esta actriz metida a scort, algo muy habitual en el mundillo, y conseguir una naturalidad que resulte turbadora. Un falso documental al estilo de lo que pudo ser el Yo, puta que ya pudimos ver hace unos años. Además del descubrimiento de Sasha Grey como actriz, poco más me espero de un pistolero acostumbrado a disparar mucho y acertar poco.