Ganadora del premio Cine en Construcción en el 55 Festival de Cine de San Sebastián, Gasolina fue todo un experimento cinematográfico. La crítica le avala y los esfuerzos económicos y humanos que supuso la culminación de esta cinta es algo que hay que valorar. No demasiado. Al fin y al cabo nosotros como precríticos nos ceñimos al material en pantalla grande y todos los antecedentes, buenos o malos, no tienen que nublarnos la vista. Sí es importante conocerla por fuera, dice mucho de las películas en muchas ocaciones. Pero ahora, lo que toca es precriticarla y punto.
Julio Hernandez Cordón dirige este largometraje de producción guatemalteca. Sí, no es argentina, uruguaya, mexicana. Guatematelca. Y eso me ha llamado la atención. Su origen dice mucho de hasta dónde puede llegar o hasta qué punto nos puede sorprender. Al fin y al cabo lo que nos contará será algo normal, espontaneamente, de forma directa, despeinándose para sacarle todo el jugo. Por lo tanto, ¿tendríamos que ser más o menos severos por su procedencia, las dificultades por las que ha pasado? Depende, si el contenido del material es ejemplar claro que es para elogiarla, porqué no.
En cuanto a lá película como tal, no espero ritmo lento ni silencios agónicos. Todo lo contrario. Irá directo al grano, no hay tiempo ni presupuesto. Hay una idea principal y hay que exprimirla. Impulsiva, con muchas intenciones y espontánea. Sin mucha estética técnica. Es gente que quiere demasiado el cine como para perder la oportunidad de mostrarnos buen material.