Gustó mucho a su paso por el festival
de Cannes, de donde se llevó el premio para su actor, Jean
Dujardin. Ahora la podremos ver esta producción francesa en la
sección Perlas del Festival de San Sebastián. Se trata básicamente
de una película muda, en blanco y negro, y obviamente, realizada
homenajeando el estilo de las películas de los años veinte. Ahí es
nada.
De homenajes, o de inocentes parodias,
sabe mucho su director Michel Hazanvicius, pues ha realizado
ya dos entregas de una saga de espías que juega claramente a recrear
las películas de agentes secretos de los 60, con Bond como modelo
primigenio, claro, aunque supongo que también bebía de los pinitos
que habían hecho los franceses. OSS 117, que incluso se han
estrenado en nuestro país.
Sin duda esta es una película para
nostálgicos, con el mayor derroche de esplendor en cuanto a
coreografías, flashes, y todo tipo de fuego de artificio que no
conlleve sonido ni color. El humor de entonces, el montaje primitivo.
Todo lo que uno espera no encontrarse en una película de hoy, por
superado, pero que expresado en forma de guiño, de homenaje, quizá
de cierta parodia, puede volver a funcionar, aunque sólo sea por una
vez.
Algunos conocidos nombres de Hollywood
participan también en esta película, como es el caso de John
Goodman y Malcom McDowell (que últimamente está que no
para). También veremos al siempre eficiente James Cromwell.
Para amantes de la experimentación o para nostálgicos de los
primeros años de la era dorada.