Me interesa el género musical cuando
se pone al servicio de las emociones desbocadas. Es una oportunidad
perfecta para que los actores desborden sus sentimientos apoyados en
la emotividad añadida de la música. No me interesan tanto los
números bonitos, las coreografías o el glamour. Afortunadamente,
aquí tendremos más de lo primero, puro drama intenso. La base para
ello, por supuesto, es la obra de Victor Hugo, aunque la
película es, en concreto, la adaptación del conocido musical, uno
de los mejores valorados. El guión, es por tanto una mezcla de
muchos autores, aunque finalmente convertido en cine por William
Nicholson, un tipo algo justito (Gladiator) pero a quien,
afrontémoslo, le han dado casi todo el trabajo hecho.
Dura nada menos que dos horas y medias,
repleta de música, aunque por suerte, de una calidad que será
suficiente para mantener el interés hasta el final, sin demasiados
momentos musicales de relleno. Tenemos dos intérpretes perfectos
para esta película: Hugh Jackman y Anne Hathaway, que
ya en una ceremonia de los Oscars dieron una buena muestra de lo bien
que se arreglaban con el canto. Tienen buena experiencia los dos, y
además, son grandes actores, especialmente cuando pueden desatarse,
como aquí. Otro de los actores principales es Russell Crowe,
que tendrá que compensar sus limitaciones con el canto -palpables ya
en los avances de la película- con su enorme carisma.
La demostración de que este es un
proyecto pensado a lo grande no está en su duración ni en las
grandes secuencias con grandes planos generales llenos de extras. No,
la verdadera prueba de que aquí se han tomado las cosas en serio nos
la da la decisión de captar la música en directo en lugar de
grabarla en estudio. Eso es un musical de verdad que busca el valor
desgarrador de un intérprete cantando su actuación, y no una
canción simplemente bonita. Gran apuesta de Tom Hooper, a
quien conocemos básicamente por la sobrepremiada El discurso del
rey, que por otra parte, era una película suficientemente digna.
No necesitamos un gran trabajo de realización, solo a alguien que
sepa poner cada cosa en su sitio, tomar las decisiones acertadas y
dejar hacer al excelente reparto. Esperemos que no defraude.