Al fin llega la última película del director Rodrigo García. Sí, para el que no lo supiese ya, es el hijo de Gabo, pero ahí no radica mi interés, sino en su anterior obra, Nueve vidas, que pude descubrir hace ya unos años en la sección de perlas del Zinemaldi, y que es, sencillamente, un PELICULÓN.
Desde aquella película, el bueno de García ha estado embarcado en otros interesantes proyectos como pueden ser la dirección de varios episodios de A dos metros bajo tierra, una de las series de televisión más interesantes de los últimos años.
Pero donde habitan mis miedos es en el género que ha elegido García para su nueva película: thriller sobrenatural. Sinceramente, no entiendo la elección, y espero que sea un mero artificio, una excusa, para regalarnos otra vez su cine, de corte más intimista.
Tampoco me gusta la elección de su reparto, encabezado por una Anne Hathaway que no termina de arrancar como buena actriz en películas como El diablo viste de Prada o Superagente 86, quedando a expensas de lo que ofrezca en Rachel getting married. Junto a ella, Patrick Wilson, que nos regaló una interesante actuación en Juegos secretos.
Como precrítico, mi función es recordar a quienes vieron Nueve vidas, que le den una oportunidad a esta película y que no la descarten de la cartelera por su temática. A quienes no conocen Nueve vidas, les sugiero verla previamente.