Maurizio Antonini es un doble de Silvio Berlusconi. Todos conocemos al popular dirigente italiano, sobre todo por sus declaraciones, claras intenciones políticas y gustos por el ocio en sus días de sol y fiesta. Un alemán ha juntado a ambas personas en un film de comedia exagerada, utilizando a uno como protagonista de su comparación con el otro, eso sí, en un mundo ficticio y haciendo de dirigente ficticio, mostrando una historia que no quiero adelantar pero que reflexionará sobre el gobernante probablemente en contra, sino no sería un reclamo publicitario.
Este tipo de películas no son gran cosa desde el punto de vista técnico y cinematográfico, sin embargo tienen su claro ejercicio de transmisión y comunicación diseñado hacia una sociedad moderna que sabe valorar el bajofondo de las mismas. Sin contar la alegría de los detractores del como no decirlo, último reducto derechón de Europa salvando las distancias con Austria y algún partido político que otro, podemos experimentar la entera satisfacción de ver hechos realidad algunos eventos que podrían suceder o algunos hechos que no se darán de esta forma, pero eso sí, ambos deseados por los detractores del personaje de chiste.
Así que, los que deseen pasárselo bien a base de alguien que les cae mal perfecto, los que deseen pasárselo bien a costa de alquien que les cae bien que no se acerquen y a los que no les va ni les viene les va a sonar a chino todo. En cualquier caso una anécdota de la cartelera al servicio de la burla política.