Crítica de la película Rabia por Iñaki Ortiz

Fantasmas en el desván


3/5
21/04/2010

Crítica de Rabia
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película La última película de Sebastián Cordero, Rabia, cuenta con una atmósfera bien construida, que responde a unos recursos inesperados atendiendo a la historia. El personaje de José María, más que en un perseguido de la justicia, se convierte en una especie de fantasma de la ópera, un espíritu a la vez vengador (que mata silenciosamente si es necesario) y protector (como cuando despierta a su pareja para que se salve). Casi se podría decir, aunque no creo que esta sea una intención consciente del autor, que funciona a modo de los fantasmas propios de la protagonista, una extensión salvaje de su persona reprimida, y un recuerdo de amor perdido al mismo tiempo. Comunicarse con él a través del teléfono es casi un acto mágico. Por otro lado, también hay un paralelismo entre él y los ratones. La manera en la que se esconden ambos en la casa, comen la misma comida y son fumigados. El personaje se hunde en la locura poco a poco en un proceso de ratonización.

Rabia, es un drama social movido por el thriller y disfrazado de terror. Al igual que el último Campanella, empuja al público con una trama de género, a la vez que ofrece problemas internos de los personajes, como contenido más importante. Cordero muestra una considerable soltura a la hora de crear atmósferas y se mueve muy bien con la cámara (el derroche de plano secuencia final lo deja claro).

Los actores funcionan, desde los excesos físicos del protagonista, hasta la sobriedad y elegancia de Concha Velasco. Sin embargo, es una película que, sin fallar especialmente en nada concreto, necesita algo más para enganchar del todo. El director busca dos elementos de suspense. El primero es la posible detención del protagonista, pero al haberlo retratado demasiado posesivo y violento, es difícil identificarse con él. Por otro lado, la tensión ante lo que pueda hacer él (pretende que nos identifiquemos con él al tiempo que le tengamos miedo) y tampoco termina de funcionar, pues sabemos que a su mujer no le hará daño y lo que le haga al violador no preocupa demasiado. En definitiva, los conflictos no son lo suficientemente intensos y la película se contempla más que se vive. Quizá con la excepción de la escena de la fumigación, asfixiante, agobiante y donde no hay más remedio que empatizar con el personaje.

Con todo, una película interesante, con varios géneros y varias lecturas.



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