Los últimos coletazos de la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián presenta la película La sangre brota. Esta producción argentina escrita y dirigida por Pablo Fendrik (El asaltante), que repite en San Sebastián por segunda vez consecutiva, protagonizada por Artuto Goetz (El nido vacío), es otra ración de cine argentino que podemos disfrutar. Existen las películas argentinas largas, aburridas, sin ritmo, de verborrea en verborrea. No son la mayoría, pero siguen merodeando por ahí. También las hay que se salen de la tradición nacional y experimentan. El aura es un ejemplo del cine que se puede hacer (con dinero) en Argentina saliéndose un poco de la vieja escuela. Y las hay sin fondos y con buen fondo. El custodio por ejemplo. Enorme.
En esta ocasión se podría combinar la acción tradicional, suspense básico tirando a escaso, largas conversaciones (no me sorprende) y alguna que otra sorpresa que se quedará para el final. Con todo esto quiero decir que al igual que otras películas latinoamericanas el experimento cinematográfico está al orden del día y puede intentar crear un producto atractivo. La verdad es que con Argentina normalmente se juega a ganar porque por lo menos entretienen y tienen sentido de largometraje. Un título que ya dice mucho o que por lo menos avisa de mucho ya. ¿Se recurrirá al drama familiar? Quiero algo que merezca la pena aplaudir.