Una cosa no se le puede reprochar a una película como Sunshine, el esfuerzo por atrapar al espectador y no darle descanso unido a una originalidad tanto desde el punto de vista de la cámara como de los conceptos de aventura espacial. El conjunto del film consigue desmarcarse de las emocionantes naves de productos menores haciendo de ésta algo más que divertimento, y además, aderezada de un tono onírico de constantes decisiones dentro de ese ritmo acelerado de sucesos.
Pero tampoco puedo dar un cinco estrellas, a pesar de ese finalísimo que no cabe en la pantalla, y de algunos momentos que se enriquecen de la actuación de Cillian Murphy y la banda sonora. Porque esperaba un toque más vicioso a lo reflexión filosófica que rodeara más los minutos del metraje, lo que por un lado es vértigo y ritmo por el otro es poco tiempo para reposar conceptos vitales en el espectador. Están grabados esos momentos, pero no a fuego.
¿Qué queda pues al final?, una excelente celebración de la angustia y la bondad a bordo de una nave poblada de buena fe, un ritmo incesante que te envuelve para no dejarte escapar donde hasta los malos duran más bien poco, y un recorrido artísitico de espacio distinto, con imágenes bellas aún más rizando el rizo, y un héroe que se queda a esperar la llamarada de pasión final. Hecho de menos algo menos de comercio y un poco más de pensamiento, y eso que es un peliculón. Danny Boyle, es una estrella del futuro que tripulará más naves pero aún no se atreve a dejar de dar tanta carnaza al público en general, la cuestión está supongo en el equilibrio, nos tiene demasiado en cuenta.