Lo más sorprendente de esta película es sin duda la elección del director, porque en verdad todo el mundo sabe que tras tres entregas, el filón que ha supuesto la adaptación de aquella mítica serie de espías, pocas sorpresas pueden deparar ya. Repetir con la acción trepidante, alucinantes persecuciones y nuevas misiones que parecen rompecabezas. Como sucede con 007, esta franquicia tiene para largo mientras Tom Cruise quiera seguir rentabilizándola.
Volviendo al tema del director, tras la sobriedad y la intriga de una de espías al uso de Brian De Palma para la primera, continuó la artificiosa espectacularidad de Jonh Woo en la segunda para retomar un poco la cordura equilibrando trama y acción de la mano de J.J Abrams en la tercera. Ahora le toca el turno a Brad Bird, un nombre que hasta ahora había estado inexorablemente relacionado con películas de animación y que de la mano de Pixar ha gozado de reconocimiento mundial gracias a Los increíbles y Ratatouille. Sin saber ni tener necesidad del motivo de este cambio de género, por lo menos puede resultar interesante ver su resultado. Es lo único que me puede motivar para asomarme a un producto tan manido ya.
Por lo demás, volvemos a contar como no con Tom Cruise como Ethan Hunt, que se rodea de emergentes nombres como Jeremy Renner (En tierra hostil), Paula Patton (Precious) o Josh Holloway, a quien los seguidores de Lost conocen bien, y otros ya consagrados como Tom Wilkinson o Vign Rhames.
Para no correr riesgos y conseguir una justa dosis de acción e intriga,eso si, sin originalidad alguna.