Crítica de la película Lobezno inmortal por Obi-Wan

Me resulta difícil imaginar un Lobezno que no sea Hugh Jackman.  Y es que seamos realistas, le va como anillo al dedo ese papel de peludo con malas pulgas y ceño fruncido, y porque no decirlo, lo suficientemente atractivo para que la franquicia llegara a todos los públicos, y no sólo a los amantes de la acción o los cómics.  Y así tras el éxito de X-men tenemos esta secuela del spin off de Lobezno, que promete ser otro truño igual o peor que su predecesora. El tema del acero de las catanas japonesas contra sus garras me parece más que cogido por los pelos.

Dejando a un lado a Hugh Jackman, que es lo que importa a la mayoría, vamos a repasar un poco  el resto de elementos. Su director, James Mangold, tiene una filmografía más que interesante: Inocencia interrumpida, Copland, Walk the line, El tren de las 3.10...pero no sé muy bien que tienen esos títulos con el megataquillazo de acción de este verano. Otro gallo canta con los guionistas, que uno no sabe a que atenerse: Uno tiene en su haber títulos como la nueva versión de Desafío total, Imparable, pufff...El otro, Minority Report o Morir todavía, menudo nivelazo. El tercero, con peliculones como Sospechosos habituales, o bodrios como El turista. Yo no sé si le quieren dar un tono más personal, o afilar la acción hacia el tono taquillero necesario...no lo sé. Pero todo sigue oliendo a prefabricado y comercial.

Pero el espectáculo es el espectáculo, y Lobezno, Lobezno. Y el verano, verano. Y las palomitas entran mejor con acción desmedida embotando los sentidos y viendo un superhéroe de los más conseguidos en años. Si sabes lo que ofrece, puede resultar hasta disfrutable.