La Opera prima del noruego Matias Armand Jordal se llama Sammen o Together en su versión inglesa. El cine nórdico suele gustar. Sólo llegan a nuestra cartelera los títulos más representativos y los que mejor financiados están. Respecto a la calidad de sus proyectos de todo se puede decir. Algunas de sus películas con el paso de los minutos pierden sus pretensiones, se acomodan y acaban por convertirse en un triste drama familiar que nos recuerdan a las teleseries más cutres. Por otro lado, también están las que bajo un aspecto sencillo ponen en práctica distintas tendencias cinematográficas y prueban a hacer cosas nuevas con buenos resutados. Se nota que a veces los proyectos de lo países escandinavos tienen como objetivo entrar en la bolsa de trabajo del resto del continente europeo.
Pero ante todo estamos en una zona europea donde reina el cine independiente por defecto. Sammen es un el ejemplo del drama familiar con pocas exigencias a sí misma. Su objetivo es ser cotidiana y ser respirada como tal. Tiene el peligro de convertirse en un trabajo tan frío que se queda helado y pierde movilidad. Ni hacia adelante ni hacia detrás. Sin avanzar. Eso es lo peor que le puede pasar. El típico tópico de la frialdad noruega.