El director surcoreano Park Chan-wook ha demostrado tener una fuerza visual apabullante, con la que deja bien patente su gran talento, convirtiéndolo en uno de los grandes directores asiáticos del momento. De su trilogía de la venganza, no puedo dejar de destacar esa maravilla que es Oldboy y de como puede conseguirse conjurar repugnancia y belleza en sus escenas. Con su último trabajo, Soy un cyborg, dio un giro inesperado olvidándose de la violencia y regalándonos una bonita historia llena de emociones.
Con este nuevo título, vuelve a sorprendernos, pasándose al género vampírico. Va a ser sumamente interesante ver la estética que utilice, que seguro se alejará mucho de los cánones europeos. Si Déjame entrar tenía un planteamiento más frío, aunque acabara por despertar los sentimientos más profundos, en esta ocasión espero mucha mas visceralidad, escenas álgidas y contundentes, que nos provoquen reacciones encontradas y con unos personajes consumidos por sus demonios personales.
Está protagonizada por Song Kang-ho, al que recordaremos por The host, que ya había trabajado con Chan-wook en Sympathy for Lady Vengeance o JSA.
Una mezcla de horror y drama, revulsiva pero bella, con unas imágenes que serán difíciles de borrar de nuestras retinas. Park Chan-wook siempre provoca, veremos con que nos sorprende esta vez.