Crítica de la película 21 gramos por Romulo

G r2som1a


4/5
13/02/2004

Crítica de 21 gramos
por Romulo



Carátula de la película Debo ser de los poquitos que aún no ha visto la muy celebrada Amores Perros. Así que debo ser de los poquitos que no pueden decir cuánto se parecen aquella primera película de Iñárritu y este su segundo trabajo. Dirija la oreja a donde la dirija, indistintamente a vientos del sur o vientos del norte, no llegan más que voces que repiten que Iñárritu continúa con su trabajo de desfragmentación del drama, de la tragedia en formato ´puzzle´...

En ´21 gramos´, su director, demiurgo de cámara inquieta y fotografía granulosa, mezcla la vida de tres animales de la pantalla, juega con tres destinos como lo hacían desde la Warner con el del pobre Coyote. Y como lo hacía Tarantino con sus muñecos de cartón y sangre en ´Pulp Fiction´. Cito a Tarantino no aleatoriamente, ya que muchos han querido comparar a Iñárritu, en su estilo narrativo fragmentativo, con el peculiar estilo del enfant terrible hollywoodiense. No comparto esas opiniones; Tarantino elabora tramas bien desarrolladas, de las que luego podemos descubrir su interconexión (caso de ´Pulp Fiction´) o bien hace avanzar la historia pespunteándola en puntos determinados con flashbacks aclaratorios que complementan y completan la acción (´Reservoir Dogs´). Lo que Iñárritu hace es elaborar un complejo puzzle, voluntariamente sin sentido de la continuidad temporal, lo que provoca que en los primeros minutos el espectador no sepa muy bien a qué atenerse. Tan solo puede atender a fragmentos sueltos que rebosan dramatismo, dolor, dureza; así, el espectador está completamente desamparado e indefenso ante esas emociones que le llegan. Y según avanza la historia, y utlizando ese estilo narrativo para conferir un ´algo´ parecido al suspense al desarrollo de la película, Iñárritu va completando el puzzle de manera exquisita a fin de que, sin abandonar ese estilo de ´pieza-a-pieza´, todo se entienda perfectamente.

Siguiendo con la comparación: (Y este es un argumento que también ha esgrimido, no sin indignación, el propio Iñárritu) Quentin Tarantino basa sus películas en una violencia de diseño, a menudo innecesaria, mientras que en Iñárritu la violencia es soterrada, está en las consecuencias del drama, de cada tragedia y, a menudo, ni tan siquiera es visible.

Por lo demás, es cierto que no asistimos a tragedias que no hayan sido contadas varias veces, bastantes, en la gran pantalla. Pero aquí tenemos la fuerza y sinceridad de la cámara de Iñárritu, su estilo que se revela sumamente personal, y sobre todo, tres actores en auténtico estado de gracia. Hace bastante tiempo, ya, que sabemos que Sean Penn es uno de los grandes -aunque haya quien no parece darse cuenta, todavía.



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