Cosa buena de The fighter. Que se habla de boxeo, pero se boxea poco. Asustado por la película de superación de siempre tuve pánico para lanzarme a este film. Sin embargo, demostrando inteligencia, se centra en la vida de los dos hermanos sin crear balanzas de poder, sino simpatías en un espectador que no se aburre aunque tampoco grita de alegría, simplemente se muestra contemplativo, como las vidas de los dos actores de renombre de los que no puedes olvidarte.
El arte artificioso de los dos elementos, uno por ser el cachas y el otro por una vez más maltratar su cuerpo con una sorprendente caída de peso, no dejan que te imagines el personaje real cómodamente aunque esto, poco a poco, se vaya pasando.
Los conflictos, el drama, el egoísmo y la ignorancia que se palma, son lo importante en un film, que llega, que se muestra muy cerca del ser humano en todas sus vertientes explosivas. El éxito de la película es sin duda el haber reconocido que con un documental, ideal para la historia en sí, hubiera sido suficiente, pero la taquilla se llena con películas y había que adaptarse a ella.
Al final, aplaudo porque no nos importa que gane o pierda ese combate, la catarsis ya estaba hecha, lo que le importaba al espectador cautivado ya estaba resuelto, y el famoso combate sólo resulta ser una oportunidad pata sentirse cerca de ese momento, pero en la butaca. Es el mérito, es el premio.
Tampoco vamos por tanto a sobrellevar su fuerza más allá. Se trata de una película a recomendar pero que nos superaría la competición con otras del año que se le puedan ofrecer a un amigo indeciso y desconocedor. El revuelo de la película ha sido por unos Órcars muy huérfanos de potencia y glamour. Se trata de una película que se pinta bien en una noche donde todos los gatos son pardos, y por eso mi buena nota y la recomendación. Sacar lo de mejor de uno también es importante por mucho que haya que esconder.