tengo un sueño, tunear mi carro,
perdona gente, no soy un niñato,
tengo un sueño, dominar asfalto,
que el sonido del motor ruja bien alto
tengo un sueño rodar por las calles y
sentir bajo mis piernas el baile
de cilindros pistones escapes
que aceleran el fluido de mi sangre.
Con estas poéticas líneas, Haze ponía música al delicioso exceso del tunning poligonero de Yo
soy la Juani con la canción Gasolina, sangre y fuego. Todo esta pasión por el rugir de motores, era allí
una inmersión en un particular estrato de la sociedad. Aquí, es un
reclamo para ese mismo estrato. Ávidos de chicas con faldas cortas y
carteles grandes (amen de otros atributos desmedidos), espectadores
con necesidad de adrenalina, Nengs y novios de Juanis más que
dispuestos a tragarse un pestiño de guión mal dirigido por Andy
Cheng (de profesión especialista de Hollywood), para poder
disfrutar de esos carros guapos a toda potencia.
ACTUALIZACIÓN: Esta no es la "Redline" que se ha visto en la Semana de Terror 2010", sino esta otra: Redline.
Puede ser de cierto interés para los
amantes de los coches de lujo, al estilo de 60 segundos,
aunque para eso tienen que soportar el resto de la película.
En fin, bajen las vetanillas y suban el
volumen a tope.