Crítica de la película No habrá paz para los malvados por Romulo

Si hay alguien en España que ha demostrado dominar de cabo a rabo las claves del cine negro más seco, más sucio, más directo, más violento, más... eso: noir, ese es sin duda Enrique Urbizu. Sirva como ejemplo La caja 507, excelentísimo ejemplo de puro cine de género, bien trabajado, fantásticamente adecuado al entorno (de lo puramente geográfico a lo narrativo) y con muy pocos "peros" (el debe de 'calidad' de algunos de los actores más secundarios, recuerdo ahora).

Urbizu no tiene miedo a jugar con personajes enteramente desagradables. No tiene miedo a pintar en pantalla hostias muy secas y daño de verdad. Se conoce el género.

Además, es el auténtico descubridor y potenciador del José Coronado mayúsculo que el cine español conoce hoy día. Para él ha firmado algunos de sus mejores trabajos. Por eso no dudo que la dupla Urbizu-Coronado vuelva a funcionar, a gran nivel, de nuevo esta vez.

Imagino que le habrá dado un personaje complejo, a ratos insoportable, a ratos magnético, con una carga animal, de puro instinto, muy honda. Me arriesgo: No es que vaya a funcionar, es que va a desbordarse por los cuatro costados, de pura fuerza

Es probable, quizá, que la película funcione en la medida en que la arrastre este personaje protagónico. Eso a menudo es peligroso. Pero no dudo que, como cine de género, No habrá paz para los malvados va a estar muy bien trabajada en lo visual y muy bien cuidada ya desde el guión. Atmósfera y diálogos marca de la casa.

Me fío.