Vacía, perezosa, tópica, típica y llena de evidencias. Vacía porque es la maleta de siempre, la del viejo enemigo de la segunda gran guerra. Nada nuevo al respecto y nada que no sepamos. Nuevamente nada. Perezosa porque ni siquiera diseña un rumbo, un camino lleno de piedras y tropiezos. Ni siquiera hace de la dificultad un cuento. Al contrario. Vive de una ayuda omnipresente. Tópica porque es lo mismo de siempre. El abuelo nazi, los hijos que quieren olvidar el recuerdo lamentable, el viejo truco de la nieta que escarva e intenta barrer las esquinas e intentar rascar en el árbol genealógico de la familia de turno. Y digo de turno porque ya es la enésima. Típica ya que bajo el disfraz de siempre nos la sabemos a vista de pájaro. Y llena de evidencias porque es el cuento de siempre, la versión más barata. Siendo como es una cinta de rebajas nos venden un paquetito de moral sin refuerzo alguno.
Aburrida cinta sobre la eterna de las eternas que cautiva al espectador y en el que no se negocian unos mínimos. Lo sabemos. Pero hay que anunciar que el turno para las películas en rebajas en el Zinemaldi ha llegado. Hecha con respeto, con demasiado respeto y sin anticiparse. Sin criterio propio. Vago homenaje si es que de eso se trataba. Obligaciones morales que nada tienen que ver con la época más oscura.