Studio Ghibli nos propone lo que sabe producir, cine de animación japonés de garantías, en esta ocasión con una historia basada en la novela de Mary Norton Los intrusores. Películas para todos los públicos, con unos seres diminutos y el mítico y típico dibujo japonés que no sabemos muy bien por qué pero nos relaja y amansa a los de mi generación.
Hayao Miyazaki (El castillo ambulante o Ponyo en el acantilado) se hace cargo del guión, demostrando las largas y absolutas garras que demuestra en su ámbito y lugar de existencia, el dibujo de animación. Como decía antes las garantías con la capacidad técnica del film así como de lo interesante del mismo son muy altas, aunque eso sí, puede que estemos ante un film algo más inocente que otros aunque siempre tengan ese tono de poesía infantil tan noble.
Cada año tenemos la oportunidad de acercarnos a una producción similar, cada año tratamos de no perder de vista los productos de esta factoría especial e única, y aunque algunas son menos atrayentes siempre son merecedoras de nuestra atención y disfrute. Sentarse delante de estas películas es sin duda dejarse llevar por la magia de este mérito artístico gratificante. Recomendable, seguro.