Con el talante suficiente para no mezclar los dos temas importantes del film, que van de la mano, pero se muestran por separado, la situación política y el drama de Salvador, la película se muestra cauta, utiliza a todos los personajes del entorno para no aburrir y colocados de forma medida, atraviesan la historia más libre de Antic hasta llegar a una parte final, inevitable, pero bien repleta de estímulos con los que entender mucho mejor.
La fortaleza del film radica en colocar poco a poco ladrillos que hacen el entorno y al personaje más cercanos y más auténticos, en una primera parte rápida, dinámica y con la suficiente energía como para no aburrir y defraudar. En segundo término, la segunda parte, más humana y no tan narrativa, sí con el personaje, sugiere mil ideas y pensamientos del momento, con tesón, con ánimo de vida, que transmite el personaje y el cansancio popular.
Fuera de resultar, la muerte, ese momento tan crucial del film, algo que pudiera ser carne de error, consigue mostrar esos últimos momentos con una mezcla de ternura y respondabilidad, con personalidad propia y la crudeza a pie de cancha. Un trabajo de los pies a la cabeza enteramente bueno, locuaz, transmisor y esperanzador. Un tributo para un sentimiento traducido en él.