Está muy bien éste Mel Gibson. No me gustan mucho sus películas (por no decir que no me gustan nada), pero parece que siempre consigue crear polémica y alegrar la actualidad cinéfila. Ahora resulta que le ha dado por los mayas. Y digo yo, ¿qué le puede interesar a un facha ultracatólico la civilización maya? ¿se nos ha reformado? ¿se ha aburrido de sus libertades, patrias y religiones?
Pues parece que si, al menos en parte: nos espera una buena dosis de violencia y crudeza pero libre de sus patriotadas más clásicas. Y es que estos mayas son una excusa perfecta para darnos primeros planos de craneos abriéndose y vísceras varias.
¿Alguna razón para verla? Pues si. Un ritmo muy alto y una contundencia visual bastante importante, de esa que hace que la sangre tenga un atractivo aún mayor del habitual. Y es que es ahí, donde los mayas hablando en su lengua original hace que la historia nos la pele, y el resto, el aspecto visual, sea lo que cuente.