Crítica de la película Harry Potter y las reliquias de la muerte Parte 2 por Obi-Wan

Estaba escrito, así que hemos llegado al final de las aventuras en el celuloide de Harry Potter. Pese a las quejas o discrepancias sobre algunos aspectos de las adaptaciones o eliminaciones de parte de la trama con que los seguidores de las novelas hayamos podido recelar, hay que reconocer que se ha cuidado al máximo la esencia principal y se ha respetado tanto a los personajes como a la historia. La colaboración e imposición de criterio de su creadora, J.K. Rowling,  ha sido fundamental. A todo ello tenemos que sumar que la calidad técnica y artística es indiscutible y que aunque la trama haya ido volviéndose más oscura cada vez, no han perdido la capacidad abrumadora de hacernos soñar, tanto a pequeños como a mayores.

A estas alturas no se que más decir en una precrítica a la que todo el mundo va convencido de lo que se va a encontrar, tanto para bien como para mal. No hay sorpresas en ningún apartado técnico, ya que las dos partes de Las reliquias se grabaron a la vez. Recordemos entonces que la dirección por cuarta vez consecutiva es para David Yates. Desde que debutara en la saga con La Orden del Fénix, ha conseguido realzar los aspectos importantes de cada entrega y dotarlos de magia u oscuridad, según conviniera, y ante todo, hacer que los jóvenes actores crecieran dentro de sus papeles. El guión que se convierte en el séptimo (todos menos uno) de Steven Kloves. Incansable confesor de la Rowling y que gozaba de pistas antes del desenlace final de los libros o incluso adivinaba otros. Un gran conocedor de la historia que habrá disfrutado de lo lindo al no tener que descuartizar esta última parte de la misma manera que las anteriores. Recordemos que ya en Las reliquias de la muerte parte I hubo podemos llamarlo un casi exceso de fidelidad adaptativa. Y Alexandre Desplat seguirá permitiendo que la composición de John Williams luzca con brillo propio.

 Los personajes son ya conocidos por todos a excepción posiblemente de uno cuya aparición era un tanto velada en la primera parte de las Reliquias de la muerte.  Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson han dotado a los personajes principales de una madurez digna de admiración. Y tras mucho tiempo esperando, quiero un Alan Rickman como Severus Snape en todo su apogeo.

Todos tenemos en la cabeza la gran escena que debe incluir este final. Recordemos lo que decía la profecía: ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida. Pero en los lectores fanáticos como yo hay otra secuencia que personalmente ardo en deseos de ver,  la cual no desvelaré, que espero cumpla mis expectativas. Siempre he tenido la sensación de que algunos pasajes en algunos títulos de Potter no quedaban claros para el espectador no lector de las novelas, pero en esta ocasión preferiría mil veces que no se atascaran en explicaciones banas.

Una vez alguien me dijo que me imaginaba leyendo la última novela de Harry Potter entre la curiosidad ante el final y la pena de que se acabase,  y acertó de lleno. La última película en cambio me crea una cierta ansiedad ante la inevitable llegada al final de un largo camino dónde se de antemano lo que me espera, pero así ha de ser.

No dudo en absoluto que va a ser una gran película, como todas las anteriores, la cual vamos a poder disfrutar y sufrir, como todo buen título que se preste, aunque bien es cierto que esta cinta tiene la suerte de contener el gran enfrentamiento final. Solo me queda por decir,  gracias Harry Potter por hacerme soñar.