A pesar de mis dudas el señor Anderson, con su prole de personajes estranbóticos y un Murray que dirige con el genial cinismo de casi siempre, ha copnseguido hacer una gran película en la línea de su anterior éxito. Suelta una ráfaga de secuencias cortas que presentan a unos personajes necesariamente por conocer a fondo y después profundiza con escenas más elaboradas, entrando en el terreno de los sueños, de las dudas, de los sentimientos perdidos y por esconder, va directo al meollo con un toque elegante de seriedad ridícula, subrealismo bien decorado y un ritmo de originalidad y sentido que la película nunca pierde el rumbo.
Gran elecciónde las músicas perfectamente colocadas, una estética lejana pero retinosa, un mundo aparte y difícil de igualar. Un producto completo. Una gran película.