Efectivamente Blade, todo lo que representa y representó, ha caído en malas manos, y aunque su comercio y obligaciones de guión medianamente sencillo estaban bien permitidos por el público en las primeras dos sesiones, en esta se va mucho más allá de lo aconsejable y aguantable.
Ese ser entre dos mundos, atleta y serio por antonomasia, se ve relegado a recibir las duras reprimendas del FBI, volver a sufrir la muerte ya demasiado usada de su segundo de abordo de nuevo, recibir a una hija poco y mal enseñada en cámara para lucir su cuerpazo, aguantar las absurdas bromas de un tonto que luce palmito en busca de féminas en igualdad, y armas que ni siquiera él quiere porque con la catana le vale, esa es la idea. Para colmo nos sacan a Drácula de todo esto y encima se permiten mencionar a Stoker. Basta ya.
Parece digno de dibujos animados en horario muy temprano. Le salva el mundo del efecto especial.