Crítica de la película El Curioso Caso de Benjamin Button por Beiger

Habrá que verla. Así. Con algo de hastío... incluso con desdén. Porque todas las películas fuertes de los oscars, Harvey Milk, Benjamin Button, The Reader, Revolutionary Road o Slumdog Millionaire parecen estar prediseñadas para los oscars. No sé si como son de una manera van a los oscars, o como van a los oscars son de una manera. El caso es que todas tienen un tufillo similar. Éste año al parecer la cosa va de esperanza. Esperanza con Milk, fantasía que te hace volar con Slumdog y, al parecer, seudofábula sobre la vida y la muerte con Benjamin Button...

Contra lo que pueda parecer en este primer párrafo, no soy nada amigo de las poses intelectualoides ni desprecio algo porque lo guste a la mayoría. Lo que pasa es que llega un momento en el que la calidad del producto es tan grande que hunde las películas. Esa fotografía igual en cada plano, esos planos medidos al milímetro, el ritmo perfecto, frases exactas y con la espontaneidad justa... estoy harto y empalagado. Falta desenfado, alegría y algo de espontaneidad. Cuando algo se pule hasta que gusta a todo el mundo, pierde autenticidad,... fuerza.

El caso es que la idea de la película de Benjamin Button es muy interesante, y creo que además Fincher está muy capacitado para sacarle todo el jugo. Vida, muerte, paso del tiempo (puff, casi tres horas de película) y un interesante recorrido por el s.XX. Pero, como digo, creo que el resultado final estará rebajado y algo adulterado para conseguir una película comprensible por todos sin que hagan falta segundos visionados o reflexiones posteriores.

Y es que no se puede jugar a ser fácil y trascendente a la vez.