Como siempre en el cine alemán, al menos en el que nos llega, hay factura. Eso es el mínimo que nos ofrece, pero además de eso, en esta película hay ganas, muchas ganas. Más, quizá, que en muchas otras películas de mayor presupuesto aunque no mayor nivel de pretensiones.
Pretensiones, muchas. Un reflexión, una invitación al pensamiento, alejada de todo mensaje burdo y evidente. El resultado de todo eso es bastante bueno, aunque, desde mi punto de vista, no excelente.
La película flojea en algunos momentos en los que el rumbo de la trama se diluye repentinamente con esa par de personajes femeninos que no se sabe muy bien a donde van. Se retoma brillantemente, eso sí, con la escena final del concurso, un punto en principio previsible que finalmente sorprende con el cambio de última hora. Es excesivo, sí, especialmente la percusión, poco creíble y demasiado circense, sí, pero aun así me gusta.
Las dos actrices están de maravilla y no me quiero olvidar de ese carcelero torpe con todo el peso de la fatalidad y la torpeza encima. En general, el nivel mínimo está más que bien en todo el reparto. Además los personajes son muy ricos. Sin buenos ni malos, sin tópicos de “soy rebelde porque el mundo me hizo así”, sin indomables Will Hunting. La historia es dura y directa, sin tapujos, con verdadero dolor que se desvela en determinados momentos pero que se encuentra detrás de cada una de las miradas.
Un director con ganas que experimenta y juega con escenas como la del travelling mientras la joven toca atrás, que ya comenta mi compañero Hypnos. Una introducción reordenada con un cuidado que ofrece un ritmo interesante. Muchos detalles los que nos ofrece la película, que como digo, tiene algunos momentos menos briosos, por lo que la dejo en unas poderosas cuatro estrellas.