Los mecanismos típicos del género que han hecho famosas a una serie de producciones de terror, encabezadas indiscutiblemente por La matanza de Tezas, de Tobe Hooper, se han utilizado ya tantas veces que nos los sabemos de memoria. En este caso, la formula no falla. Tenemos a un matrimonio embarcado en unas vacaciones idílicas, un desgraciado accidente y una familia de degenerados endógamos dispuestos a hacerles mucho daño. Esta situación solo puede terminar con un enorme derramamiento de sangre, luego de presenciar las más inmundas torturas por parte de los malos de turno. Y es aquí donde debemos plantearnos la cuestión más importante de la película. ¿Cómo va a enfocar el director esta temática?
Jamie Blanks es conocido por haber realizado un par de producciones bastante sonadas, de esas destinadas principalmente a un público adolescente, como son Leyenda urbana y Un San Valentín de muerte. No obstante, con Storm Warning parece que el director quiera evolucionar un poco dentro de su filmografía personal. En efecto, a pesar de estos precedentes, da la impresión de que, con el paso de los años, el realizador prefiera abordar temáticas algo más adultas. No solo los protagonistas han dejado de ser los típicos chavales en pleno desarrollo hormonal -siendo sustituidos por un matrimonio de mediana edad- sino que la actitud paródica de estas producciones parece haber desaparecido para ceder ante un clima bastante más hosco y cortante.
Si, como parece, se pretende que la historia resulte creíble, el film debe contar con una serie de actores competentes -en este caso Nadia Farès, John Brumpton y Robert Taylor-, sobre todo si se piensa que el aislamiento en el que se van a ver inmersos impide presentar en pantalla a demasiados personajes juntos. En resumidas cuentas, esta película contiene todos los tópicos y clichés del género, pero eso no significa que tenga por qué saber aplicarlos de modo efectista. Resulta francamente difícil otorgar un voto de confianza a esta producción Australiana, pero no hay por qué perder toda esperanza. Quizás nos hallemos ante una buena película de género. Lo que está claro es que no aspira a revolucionarlo.