Isabel Coixet viaja a Europa, con la tranquilidad de una pasmosa mariposa sin peso que vuela sin ataduras. Ha hecho cuanto ha querido en este film que se llena sin las necesidades del cine español, sino del cine internacional, hecha para todos, entendible y bien digerida por todos.
Se rodea de un par de actores conocidos, los mete en una espiral de interpretación con pausa, y nos ofrece una historia aparentemente sencilla pero tan llena y rica como la mejor de las mieles. De dirección plausible teniendo en cuenta los escenarios, con una banda sonora de detalle, y una acertadísima crítica airada a lo sucedido en los Balcanes, se puede decir que la película camina en un territorio que hace de la directora algo mucho más grande, en un paso de gigante por haberse atrevido a ser atrevida.
Me ha encantado, gustado, la he bebido con tranquilidad, porque a pesar de ser lenta no percibes demasiado esa sensación, porque los diálogos siguen siendo importantes en el cine y esta película te lo recuerda, porque la sensación final es que has visto una historia, pero no otra más, sino una nueva. Un gran acierto como modelo a seguir de tacto limpio.