Crítica de la película Election: La noche de las bestias por Iñaki Ortiz

Halloween para adultos


4/5
21/07/2016

Crítica de Election: La noche de las bestias
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película

Uno de esos personajes grotescos que aparecen momentáneamente lo dice: la purga es un Halloween para adultos. Está vendiendo máscaras con una alegría siniestra. La definición es precisa. La purga, ese evento anual en la que se permite lo inadmisible. Vale casi todo. No de una manera fría y aséptica, sino salpicada de una tono de viejas tradiciones americanas. La terminología: “los viejos padres fundadores” y la vestimenta de muchos de los participantes, con motivos americanos de corte patriótico y ultraconservador. Remite a la vieja América, la de tomarse la justicia por su mano, la de la caza de brujas, la del KKK. Y por supuesto, la de la asociación del rifle. Y si volvemos a ese tendero tan grotesco que se relame haciendo negocio a pocas horas de una matanza, quizá no tenemos que buscar muy lejos, simplemente podemos fijarnos en una armería cualquiera de los USA, de esas que te venden un arma escandalosamente mortífera, que deja muy lejos la idea de la autodefensa. El paralelismo, no es gratuito, la asociación NFFA (nuevos padres fundadores de américa) tiene una inspiración clara en la asociación del rifle que se ha ido viendo cada vez más claramente según ha avanzado la saga.

Americano puro

 

La saga de la purga

La primera película, a pesar de tener a la estrella más importante, Ethan Hawke, era la más pequeña (3 millones de presupuesto en comparación con los 10 que rondan cada una de las dos secuelas). El mensaje ya estaba en esa primera entrega: mediante el uso de la violencia, las clases altas afianzan sus privilegios. La purga afecta principalmente a quien no tiene recursos para defenderse. Capitalismo ultrasalvaje, desprotección social. Pero es en las siguiente entrega, Anarchy, cuando el planteamiento se hace mucho más explícito. Incluso hay vídeos de youtube que explican las ideas sociopolíticas. En esta tercera entrega, Election Year, la evidencia política es mucho más clara cuando la protagonista es la candidata del partido más progresista -el que se enfrenta a la NFFA, y en definitiva, la metáfora del partido demócrata, línea dura. Acusa directamente a la NFFA de lucrarse a costa de la violencia, a través de la venta de armas; además de lo que ya venía siendo el núcleo de la saga, controlar demográficamente a la población con la purga de las clases bajas. Hacia el principio de la película vemos la clásica reunión del 1% al rededor de una mesa -algo muy de moda, en la vida real y en la ficción, como en la serie Mr. Robot.

 

Ultraderecha americana

Todo este planteamiento político va acompañado de una estética muy marcada de viejos valores americanos, desde lo meramente patriótico hasta los símbolos más casposos. Los villanos son la ultraderecha. El comando encargado de asesinar a la senadora son un grupo de nazis -todos blancos, rapados y alguna esvástica. Toda la recta final en la iglesia está impregnada de tradición religiosa, de comunidad conservadora. Como comentaba al principio, la vestimenta evoca a los expresidentes o a los símbolos americanos de los que se ha apropiado el sector conservador -lo que viene a ser la pulserita de España aquí. Y la purga, aunque de reciente implantación, tiene ya un arraigo en la tradición que provoca una defensa emocional -lo que vienen a ser los toros aquí. Esta falsa tradición nos lleva también a la realidad americana de la reivindicación de las armas, como un derecho con raíces. Como no podía ser de otra manera, la senadora se apoyará en el pueblo: los trabajadores negros y latinos, y los rebeldes negros que casi parecen los Panteras negras.

 

Serie B

Equipo de serie B

A pesar del importante peso del mensaje político, no deja de ser una divertida película de acción de serie B, al más puro estilo Carpenter. Especialmente las dos últimas entregas, y en concreto, esta tercera. Personajes marginales con pasado oscuro y experiencia en la acción callejera. La justiciera, el tendero con pasado, el que viene de lo más duro de Juárez (donde “todos los días es la purga”). Emboscadas, callejeo, bien de armamento, heridas, escondrijos. Y por supuesto, un tipo muy duro, Frank Grillo, que ya estaba en la anterior entrega pero que ahora se ha fortalecido y se saca las balas el solito. Aunque está muy presente el espíritu de Carpenter en el desarrollo, la dirección está muy lejos de tener su lucidez. Es resultona y con cierta vulgarización digital que le da algo de realismo. A lo que sí se le saca mucho partido es a la estética de los villanos, con especial valor en el caso del ataque de las jovencitas alocadas -casi las de The Bling Ring, una especie de Paris Hilton en pandillera, o una mezcla entre pink violence y exploitation. Todo envuelto en un halo siniestro, rozando el gore, provocando una asociación repugnante ante el racismo y la opresión de la clases bajas. Un golpe visceral, sin sutilezas hacia la América más rancia y el capitalismo salvaje. No lo vemos todos los días en cine mainstream.

Chicas malas



Google+

comments powered by Disqus




Más críticas de Election: La noche de las bestias

No hay precrítica.
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons