Un prophéte huele a gran cine. A una película con personalidad alrededor del mundo de la mafia y las cárceles. A crimen. Pero lo mejor de todo es que no huele a viejo. No es una copia del "cine de antes" ni un remix, ni una parodia. Es cine de hampa y crimen 2009. Y que una película sea "2009" no significa que por eso sea ligera o llena de efectos digitales ni nada por el estilo. Y sus espesos 150 minutos darán buena cuenta de ello.
Y el artífice de éste buen cine es Jacques Audiard. Escritor y director de la película, representa todo el buen hacer del cine francés (con el que he pasado de desconfiar a declararle mi amor incondicional). Lo mejor de esta película es que no sólo va a ser cuestión de un solo aspecto. No va a destacar la dirección, o el guión. Sino que va a ser un todo: dirección, guión, enfoque, fotografía, música...
En fin. Un prophéte es la auténtica perla de éste año del festival. Una joyita que funcionará a todos los niveles y será un auténtico deleite.
Y perdón por el excesivo entusiasmo. Pero confío un 100% en ésta película.