La vida interior de Martin Frost es sin duda un film muy especial. Como bien explicaba un compañero de la página en su propia precrítica, se trata de una película sobre un escritor dirigida también por un escritor. Esta definición no podía ser más acertada y es que Paul Auster gusta de transmutarse en sus novelas, de jugar a construir historias y personajes que esconden otras tantas identidades en su interior. Y eso es precisamente lo que podemos encontrar en su nuevo trabajo. Que Paul Auster es único es también algo sabido de sobra por todos. Que más se puede decir de un autor acostumbrado a jugar con su propio ego a lo largo y ancho de todas sus obras.
No obstante, existen un par de factores que hacen diferente a La vida interior de Martin Frost de las anteriores incursiones de Auster en el mundo del cine. A diferencia de otros proyectos en los que este ha estado involucrado, se trata de un film rodado en Europa (más concretamente en Portugal) y con presupuesto europeo, hecho que ha de hacerse notar en la película. En consonancia con el espíritu intimista de la producción, los actores y el equipo se han reducido a un pequeño grupo de colaboradores y amigos. Los actores David Thewlis, Irene Jacob y Michael Imperiali, acompañador por la propia hija de Auster, se ocuparán de dar vida a los personajes de esta obra, que el propio director no ha dudado en calificar de “comedia metafísica”. El avezado compositor francés Laurent Petigand (que ha trabajado con gente como Wim Wenders y Michelangelo Antonioni) se encarga por su parte del apartado sonoro del film. Contamos pues con un plantel de calidad como para esperar encontrarnos ante una película inteligente, divertida y bien realizada.
¿Hay vida más allá de Paul Auster? Quizás la de Martin Frost…