Me gustan las películas alegres. Después de tantos dramas uno termina agradeciendo historias que arranquen una sonrisa y el mismo título de esta película despide buen rollo por los cuatro costados. La verdad es que resulta curioso que sea Mike Leigh quien firme esta propuesta, porque el realizador británico casi siempre ha abordado sus historias sobre la clase media británica a través de mecanismos de corte satírico u absurdo. En cambio, su nueva película parece bastante menos ácida que de costumbre, aunque tampoco hay que descartar algún que otro arranque de mala leche por su parte. El autor de Secretos y mentiras o El secreto de Vera Drake nos propone descubrir la filosofía de una mujer que vive su día a día con un optimismo y una alegría envidiables, casi como lo hace un niño.
Como si de la mismísima Amelie Poulain se tratara, toda la película girará en torno a la protagonista. Es por eso que la labor de Sally Hawkins va a ser fundamental. Leigh es especialista en conseguir premios y nominaciones para sus actores. Es el caso de David Thewlis o Imelda Stauton pero también el de la propia Hawkins, que con esta película ganó el oso de plata a la mejor actriz en la pasada edición del Festival de Berlín. Tampoco se quedaran cortos sus compañeros de reparto, Eddie Marsan y Alexis Zegerman. En resumidas cuentas, una comedia muy británica, estupendamente interpretada y algo menos agresiva de lo habitual. Si todavía hay quien piensa que el flower power no le viene que ni pintado al término indie...