Qué fácil sería apretar las tuercas del drama con un tema como este. Qué fácil sería proponer un descenso a los infiernos, con patéticos desenlaces. Gritos, lloros, dolor. Y sin embargo, François Ozon decide hacer un retrato absolutamente moderado de la situación. Sin alzar la voz, sin regodearse. Sin un personaje marcado para siempre. Seguramente porque quiere recordarnos que lo que nos está contando no es una situación terrible de película, es algo que sucede con más frecuencia de lo que pudiéramos pensar. Así que el director se sitúa en la sutileza y nos ofrece una historia perfectamente afinada.
La humillación más grave puede ser la negación de una ducha. La secuela más importante puede ser la desconexión con el ritmo sexual de las personas de su edad. La relación con tintes incestuosos de los dos hermanos puede estar marcada solo por la curiosidad.
Este gusto por la moderación hace que la película siga un desarrollo inesperado. La división en cuatro estaciones supone cuatro giros argumentales que, para una película de solo hora y media, son de lo más refrescantes. No hay insistencia o redundancia, y en ningún momento cae en el drama fácil, por lo que es difícil saber cuál será el rumbo que tome la siguiente estación. Además, cada una ofrece una mirada diferente que aporta algo al retrato de la protagonista y su entorno.
Aunque quizá lo que más me gusta de la película es su estética. Deliciosamente elegante y heladoramente aséptica, precisamente como la imagen de la bellísima y fría Marine Vacth. Toda una representación plástica de ese mundo de la prostitución de lujo, alejada del bullicio y el sudor de la calle, pero con un fondo igualmente descorazonador. Una disección, en el fondo, de los valores burgueses -es decir, de lo que hablan la mayoría de los autores de Europa occidental- y de los límites de la permisividad. Algo que se mueve entre lo tolerado y lo admitido. La estética tiene una coherencia tan brutal, que los afinados diálogos casi se hacen innecesarios.
Una película sencilla, corta y directa, pero bellamente redonda para la filmografía de este interesante autor.