Hunger es una película dirigida por Steve McQueen. ¡Toma ya! Con esta premisa, está claro que es una de las películas del Festival de San Sebastián que no hay que perderse.
Coñas aparte, estamos ante una cinta que, de momento, ha gustado bastante en el Festival de Toronto. El tal McQueen -hay que tener huevos para llamarse así, dedicarse al cine y firmar tan a gusto; ¡ole!- afronta aquí su opera prima, y se encarga tanto de la realización como del guión.
Estamos ante una biografía, la de Bobby Sands, célebre figura del republicanismo irlandés que ha pasado a la Historia por unos hechos cuanto menos dramáticos (drásticos, también) que no entraré a desvelar. Quien desconozca el tema que lo descubra a través de la película; quien conozca la historia, no necesita explicaciones. Conociendo los hechos, no cabe esperar más que una película dura, a buen seguro muy seca de estilo, muy directa, que acongoje el espíritu y encoja las pelotas del espectador.
El dato curioso lo aporta el actor protagonista: Un alemán para interpretar a un irlandés. Michael Fassbender es un actor joven pero, no nos engañemos, tiene ya una infinidad de trabajos (principalmente televisivos) a sus espaldas. Experiencia que puede servirle para afrontar con garantías este reto.
Una cita interesante para el Zinemaldi.