Estamos ante la clásica película de bajo presupuesto que centra su historia en un territorio de idas y venidas, como puede ser Palestina, y en la que la metáfora está a la orden del día, junto con mucho costumbrismo y mucha situación de día a día con ánimo de trascender.
Es un tipo de cine que juega en la frontera entre lo realista y lo idílico y que no tiene otro fin que el de ofrecer material para juzgar, en vez de mostrar y dejar que veamos y juzguemos.
La película llega a estrenarse en España tras un periplo largo y exitoso por diferentes festivales. Entre ellos, Un certain regard en Cannes; el Festival de Cine de Valladolid, y premio FIPRESCI en el Festival asiático de la India.
La directora y guionistas del film es Annemarie Jacir, que tiene a sus espaldas un cortometraje titulado Like twenty impossibles y el largometraje Quelques miettes pour les oiseaux. No me espero más que una dirección al servicio de los mimos del guión, en el que el género pasará de puntillas.
Una apuesta no tan diferente si uno está acostumbrado a pisar las alfombras de los festivales de cine.