El mismo director de la buena película Mother of mine vuelve ahora con su cine finlandés a base de historias finlandesas, de esas que pueden parecer mustias pero que son sobre todo tiernas y representativas del ser humano más profundo. No es por tanto un cine de paso o de divertimento o tal vez de entretenimiento sino de sufrir un poco con la redención de fondo y los castos poderes del bien y el mal pero sin fantasías visuales.
Uno siempre guarda en la recámara lugar para películas similares que nacen en ambientes distintos y lejanos, como lejos de lo comercial, y tratando siempre de investigar o mostrar vidas y sucesos, traumas y problemas, alegrías pero no disparates alocados o sacados de escena porqué sí.
Siento curiosidad por las banda sonora, por los silencios, por los momentos más dramáticos de una película sacada de un cuento de hadas pero de la realidad. Si lo que se busca es algo más y un drama en toda regla, pasen y vean.