Es éste un título atípico. Se trata del gran salto al cine de Tom Ford, el conocido y cotizado diseñador de moda estadounidense.
Declarado abiertamente homosexual, ha decidido adaptar él mismo la novela A single man de Christopher Isherwood, para rodar su ópera prima, quizá con la idea de dar su enfoque o aportar su experiencia a una historia que lo permite.
A ciencia cierta, dudo mucho de la habilidad de Tom Ford para ofrecernos una película interesante, pero de un hombre de negocios tan inteligente como ya lo ha mostrado con Gucci, se puede esperar cualquier cosa. De primeras, consiguió convencer a nombres tan interesantes como Julianne Moore o Colin Firth para protagonizar la película, y el hecho de haber sido seleccionada en el Festival de Venecia algo debe suponer.
Un apartado que estará maravillosamente cuidado será el del vestuario. Y no será Ford el que se acredite, aunque me imagino que actuará en la sombra, sino que dicha tarea ha sido encomendada a Arianne Phillips, la estilista de Madonna.
Una película que no despierta en exceso mi interés, pero que no me pienso perder.