Se podrá ver en el festival de Sitges,
esta pintoresca historia de terror con tintes eróticos y mucho
homenaje al cine de Hong Kong. Sus autores, Julien Carbon y
Laurent Courtiaud son franceses, pero no los queda lejos este
tipo de cine, ya que ellos mismos han trabajado en guiones para
películas chinas. Así que han combinado cierto estilo francés,
cercano al polar con el extremismo violento de las películas de Hong
Kong. Incluso parece que algo del giallo italiano también puede
percibirse (posiblemente en el desarrollo argumental).
Desde el gusto por los detalles
estéticos (peinados, ropa, lugares) que pueden recordar, en oscuro,
a la fascinación que lo oriental ejerce en otros directores europeos
como Assayas o Coixet, se recrearán en la caligrafía que si bien
permite remixear, no da lugar a salidas de tono.
Una película donde el fetichismo
erótico (del inofensivo bondage al sado más cruel) se mezclará con
el festichismo cinematográfico de unos amantes del cine oriental. Algo me dice que será más placentero para los directores que para el público.